El Libro VIII de las Etimologías trata "De la Iglesia y de las sectas".
Merecen atención las reflexiones que recoge este Libro sobre el Diablo, Satanás y el Anticristo.
Sobre el Diablo...
Libro VIII, 11, 18. En hebreo, diablo quiere decir el que se precipita hacia abajo , porque despreció el encontrarse sin ambición en la cumbre del cielo y cayó abatiéndose en las profundidades por el peso de su soberbia. Diablo -término griego- significa acusador, o porque denuncia ante Dios los crímenes que él mismo ha incitado a cometer, o porque imputa crímenes falsos a la inocencia de los elegidos. Por eso se oye decir en el Apocalipsis a la voz angélica: Fue expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que, día y noche, los acusaba en presencia de nuestro Dios (Ap 12,10).
Sobre Satanás...
Libro VIII, 11, 19. En latín, Satanás quiere decir adversario o transgresor. Es adversario porque es enemigo de la verdad y dedica en todo momento su empeño a poner dificultades a las virtudes de los santos, y es también transgresor porque, convertido en prevaricador, no se mantuvo en la verdad en la que fue creado. Se le denomina igualmente tentador, porque su cometido es tentar la inocencia de los justos, como está escrito en el libro de Job.
Sobre el Anticristo...
Libro VIII, 11, 20. Llámase así al anticristo porque habrá de venir contra Cristo. Anticristo no significa como creen algunos ingenuos que vaya a venir antes de Cristo y que Cristo se presentará después de él. No, no es eso. En griego anticristo viene a significar lo que en latín contrario a Cristo, ya que "anti", en griego, equivale en latín a contra.
(Las Etimologias, Libro VIII, 11, 18-20)